Caso Guápulo: Ajuste de Cuentas en Quito Revela Red de Venta de Autos Robados

La madrugada del 29 de abril de 2025, la tranquilidad de Quito se vio perturbada por un macabro hallazgo en el puente de Guápulo. Lo que inicialmente se perfilaba como un secuestro con desenlace fatal, tras el descubrimiento de dos hombres lanzados a la quebrada, ha tomado un giro inesperado. Las investigaciones policiales han revelado que este brutal acto fue, en realidad, un ajuste de cuentas entre miembros de una banda delictiva que operaba en la capital ecuatoriana.  

La Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro (DINASED) tomó las riendas del caso, desmintiendo la versión inicial de un secuestro extorsivo. El coronel Galo Muñoz, vocero de la DINASED, en rueda de prensa el 7 de mayo de 2025, esclareció que las víctimas y sus agresores formaban parte de una misma organización criminal dedicada a la venta de vehículos de alta gama de procedencia ilícita.  

Los primeros reportes del incidente llegaron al ECU 911 la tarde del 29 de abril de 2025. Los equipos de rescate del Cuerpo de Bomberos de Quito se movilizaron hasta el puente de Guápulo, ubicado en la intersección de las avenidas Simón Bolívar y De los Conquistadores, donde encontraron a dos hombres que habían sido arrojados al río Machángara, tras una caída de más de 30 metros. Uno de ellos, identificado como Enyerson Álvarez, de 27 años y nacionalidad venezolana, fue hallado sin vida, atado de pies y manos y con signos visibles de golpes. El otro hombre, de 31 años y también de nacionalidad venezolana, logró sobrevivir a la caída y, con heridas, buscó ayuda en una vivienda cercana. Su testimonio inicial apuntaba a un secuestro extorsivo.  

Según el relato del sobreviviente a la policía, ambos se dirigieron al sector de La Florida Alta para concretar la compraventa de un vehículo, donde fueron interceptados y retenidos contra su voluntad por sujetos desconocidos. En ese lugar, habrían sido golpeados antes de ser trasladados hasta el puente de Guápulo, desde donde fueron arrojados al río. Esta versión inicial generó conmoción en la capital, alimentando la percepción de un incremento en la violencia delictiva relacionada con la venta de automotores.  

Sin embargo, la investigación exhaustiva de la DINASED reveló una trama mucho más compleja. Tras varios días de indagaciones, la policía pudo establecer que tanto las víctimas como los victimarios se conocían desde hace tiempo y pertenecían a una banda criminal. Esta organización operaba desde el sector de La Florida Alta, utilizando la compraventa de carros de alta gama como fachada para sus actividades ilícitas. El coronel Muñoz enfatizó que la verdadera motivación detrás del brutal acto no fue un secuestro, sino un ajuste de cuentas interno dentro de esta estructura delictiva.  

Los registros judiciales confirmaron que ambos hombres de nacionalidad venezolana tenían antecedentes penales por robo desde el año 2018. La autopsia practicada al cuerpo de la víctima fatal reveló la presencia de múltiples hematomas y una herida de bala, lo que sugiere que fue agredido violentamente antes de ser lanzado desde el puente. Esta información contradice la versión inicial del secuestro y apunta a una premeditada agresión entre miembros de la misma organización.  

La caída desde una altura considerable hacia las aguas del río Machángara fue el desenlace de una disputa interna entre delincuentes que operaban en el norte de la ciudad. La policía continúa con las investigaciones para identificar y detener a los responsables de este crimen que ha conmocionado a la ciudadanía por su brutalidad. Este caso pone de manifiesto la peligrosa dinámica de violencia que existe dentro de las propias estructuras criminales, donde los conflictos internos pueden resolverse de manera extrema y despiadada.